jueves, 23 de diciembre de 2010

"Nada" es una respuesta válida


Hoy dije que me dormiría temprano. Pero seguí de largo. Fue distinto a cuando me quedé despierta por el eclipse, porque esa noche moría de sueño. Ahora también tenía sueño. Pero hice mi twitcam. Y no sé en qué momento se volvió algo tan personal.

Terminé hablando hasta las 5 am con Joss, Poly, Cris y Demian.

Fue una de las mejores conversaciones que he tenido. Fue espontánea, tranquila, personal e íntima. Creo que aunque entre ellos no se conocen, saben que compartimos cosas que no lo haremos con nadie más.

En fin. Esta conversación me llevó a otra. Y a otra. Y a reflexionar, meditar. Con la Joss estamos a punto de mandarnos de esos stress donde gente termina muerta ¬¬. Y Demian no permitirá a su ser cometer el mismo error. Y todo esto me recordó algo.


Hace unos días me junté con una persona. Él tiene la gracia que me hace observarlo, preguntándome porqué me gusta verlo. Hace un tiempo ya sé que me gusta. Eso no lo voy a negar. Todo lo demás...ni con tortura. En fin. Estaba hablando respecto a nosotros y cosas light. Y, en un momento, dijo que quería mantener la distancia. No negaré que en mi pecho algo se contrajo muy feo. Pero por fuera solamente me eché hacia atrás, me cruce de brazos y seguí escuchando, con cara impertérrita.

No negaré que cuando dijo eso, lo tomé literal. Puse un muro invisible entre él y yo. Aunque no diré en el contexto que lo dijo, para mí fue claro. Y han de saber que esa distancia se refiere a algo más...de piel.

La cosa es que seguimos conversando de la vida. Y en un momento volví a quedarme mirándolo fijamente. Por mi cabeza pasaban preguntas del estilo de qué me gustaba de él. Recuerdo que lo miraba para buscarle defectos. Para que me dejara de gustar. Y se los encontraba. Y me seguía gustando. Luego pensaba en su personalidad. Tenía que tener una falla horrible. Y la tenía, pero la compensaba de mil y unas formas. Y luego, esa pregunta que hace tu cabeza, que ustedes saben cuál es pero que tememos toda nuestra vida de oírla en nuestra mente. Y me respondí asustada. Y quería largarme, porque tenía miedo, porque no quería aquello, porque era una estupidez.

Él lo notó. Paró su conversación y frunció el ceño. Me preguntó qué me pasaba. Le dije "nada" y de inmediato recordé los mil chistes respectos a qué significaba que las mujeres lo dijesen. Y recordé que era verdad. Y también comencé a repasar en mi mente todos los trucos para salir libre.

Porque después del "nada" vienen otras preguntas. Y hemos aprendido a sonreír, decir la mitad de lo que sucede, mover la mano con gracia, restarle importancia y dulcificar la mirada. Así no preguntan más. Así ambos cumplen. Él sabe lo más superficial y tú te puedes quedar con tus temores. Y nadie se burla de nadie, ni nadie se hiere ni nada.

Lo hice. Era perfecto. Cualquiera habría caído. Solamente uno dudó una vez. Pero al ver la sonrisa y yo decir "no te preocupes, cosas de minas", gané. Así que cuando terminé mi performance, esperé la mirada entrecerrada, yo dar mi sonrisa final y luego seguir hablando de cosas, y preocuparme de no pensar de esa manera de nuevo. Aunque mi cerebro no era precisamente al que llegaría a golpear cuando estuviese en casa ¬¬.

¿Saben qué pasó?. Me tomó las manos y yo lo miré fijamente. Me dijo "no me engañas. Dime lo que en realidad te pasa, sin mentir". Sentí su mirada fija. Esa mirada me exaspera. Y quise mentir. Lo miré. Y fue una pelea de miradas. Él queriendo entrar a mis ojos y yo cerrando toda posibilidad. Y al ver que no podía, su dedo pulgar se deslizó por mi mano. Todo mi ser se estremeció. Pero de pena.

Un toque de él no es agradable. Es una tortura porque fue él quien dijo que no. Y yo respeto eso. Y él no lo respeta. Sentí su piel y mi mirada se volvió dolorosa. Saqué mis manos de su agarre. Y si no me levanté y me fui, fue simplemente porque él tomó mi muñeca. Negué con la cabeza y saqué mis manos. Simplemente dije que no era nada importante, cosas de minas. Él supuso algo. Dijo una frase y yo palidecí. Bajé la mirada. No era precisamente lo que me había dejado tan mal, pero se le acercaba levemente. Me racionalizó todo, me dijo frases que trataban de calmar y quitar el miedo. Y aunque mi mirada se relajó, y asentía para darle la razón, mi cabeza bullía en mil preguntas que no haría. Y que era una tortura peor de la que él realizó.

Ese día llegué a casa con una sonrisa. Y luego, al subir a mi cuarto, fue una ira implacable. Recuerdo que me miré al espejo y susurré "imbécil". Y algo dentro de mí se sintió mal. Porque sabía que ese insulto era para esa parte de mí que tiene prohibición de aparecer, y que estos días ha hecho lo que ha querido.

















De ahora en adelante, es claro. Si no me vas a acallar los tartamudeos con un beso, la palabra "nada" es una respuesta perfectamente válida.

1 comentario:

Poly dijo...

Mi querida Giga Pudin, la twitcam fue lo mejor, de verdad. Y te encuentro la razón en eso de que aunque yo no conozco a la Joss, a Damian o a Cris... aún así estoy segura de que compartimos algo, porque eso quedo sumamente claro anoche.

Mientras esté de vacaciones no tengo problema en sufrir de insomnio a diario, escondiendome en el habitat de mi habitación a oscuras para que mis papás no me reten. Pero la verdad es que fue un gusto desvelarme anoche contigo :)!