viernes, 31 de diciembre de 2010

Hágase la luz...

Cuando el alumno está listo, aparece el maestro. Nunca antes, porque el alumno se creería maestro.

A veces me cuesta aceptar que hayas sido mi maestro. No el primero. Jamás olvidaré las enseñanzas de mi padre y de Ermitaño. Pero tú, Nikolais, llegaste perfeccionar las enseñanzas de ellos. Y para plantear mil dudas más que nunca quise resolver.

Y ahora, lentas respuestas aparecen ante mis ojos. Y noto como poco a poco voy comprendiendo. Y voy ejerciendo aquello que mi mente a elaborado, en el más entramado de las complicaciones inexistentes.

Al pensar en mal, genero negativos pensamientos. Pero la iluminación a la que aspiro no son pensamientos. Es unión. Es conectarme con Gaia de forma primigenia, de manera total. Lograr lo que ella nos enseñaba. Y claramente mis dudas basadas en pensamientos silenciosos de cuestionamientos y austeridad no me llevan a ningún lado.

No deja de hacerme sentir mal tu silencio. Pero las cosas que he pensado en estas horas prefiero decírtelas antes de que las leas. Tienes que verme a los ojos al pronunciarlas. Tienes que observar mi sonrisa en el rostro. Tienes que notar que son sumamente sinceras.

Cuando el discípulo supere al maestro...aparecerá otro maestro. Y así se va subiendo. Pero tú...tú no eres mi maestro. De ti aprendo. Contigo me río, disfruto tanto del conocimiento como de la ignorancia. No tememos no saber, porque nada sabemos. Ni tampoco nos atacamos con soberbia porque sabemos, simplemente explicamos. Simplemente aprendemos. Simplemente somos tú y yo. Así de sencillo.









¿Sabes por qué me gustas? Porque jamás te vi sobre o bajo mí. Porque tú siempre serás mi igual. Desde el principio y hasta el final, hombro con hombro. Lo suficientemente humilde para aceptar que batalle a tu lado. Y lo suficientemente orgulloso para protegerme en un abrazo. A tu lado no me humillo. A tu lado crezco. Porque nos miramos a los ojos y todo vuelve a su curso.

¿Lo mejor? Para descubrir, tuve que destruir ^^ Te quiero

jueves, 30 de diciembre de 2010

Desahogo u.u


Siempre sucede lo mismo . Como que me esfuerzo, doy todo lo que soy capaz de dar. O lo que es recomendable para mí entregar. No es que no quiera o no pueda. No debo, es simple. Hace mucho tiempo aprendí no dar todo porque algo me tiene que quedar cuando se marchen, ¿no?

Y hoy pensé. Pensé mucho. Pensé tanto que dormí y soñé con ello. Y me di cuenta que muchas cosas. Y ya perdí noción de cuál es la más terrible.

Hay una que depende de mí. Que es mi familia y es mi decisión. Pero hay otras que son más terribles.

Siento a gente lejos y perdida. Siento que no están en mi alcance. Siento que no sonrío a su lado. No me emociono por hablarles. No soy yo, no son ellos. Somos ambos. A ver si nos damos cuenta, y volvemos a sonreír. O, al menos, recuperar un café al mes.

Y sobre este corazón loco. Ya no sé qué pensar de él. Y siento que cometo errores. O que estoy a punto de cometerlos. Es decir...¿caminas a mi lado porque quieres?, ¿o sin quererlo, te he arrastrado a este camino?

Tengo dudas, mil dudas. Pero no porque dude de lo que siento. Es simplemente...es simplemente que nunca dices nada. Y a mí me sobran palabras. Y siento que te arrastro a esto. Y...uff...¿cómo decir estas cosas, cuando se supone que te las tengo que decir a la cara, y no escribirlas? Pero me expreso mejor así. Ni te imaginas las veces que me he infundido valor para decírtelas. Las veces que he guardado silencio, para hacer tripas corazón y enfrentarte.

Y llegas con un abrazo, un beso, una sonrisa, una caricia. Tienes más armas para callarme que la mayoría de la gente. Y nunca sé cómo volver a plantearlo. Y todo importa tan poco...

Hoy me atreví a hacerte la más sencillas de todas las preguntas que tengo...y no contestaste. ¿Por qué pregunto? Porque nunca dices nada. Porque callas absolutamente todo. Porque no entiendes todo lo que generas, toda la maraña de pensamientos que provocas, porque eres incapaz de decir "sí" o "no".

No quiero sentir que haces por cumplir. No quiero envenenarme así. No quiero que horribles recuerdos lleguen. No quiero nada de eso. Quiero sonreír y vivir esto pleno, como lo he estado viviendo ahora. Pero no tengo miedo. Tengo TERROR de tu silencio.

No te pido mucho. Simplemente dime que no te arrastro. Dime que caminas acá porque quisiste caminar. Dime que no estoy cometiendo error tras error. O dime que sí. Pero dime algo.









Dime que no vas a romper mi corazón porque sí...dime la verdad y que el miedo se quede atrás, esperándonos...

domingo, 26 de diciembre de 2010

Distintas personas


Pasé una excelente celebración ayer. Lo mejor fue terminar durmiendo en el suelo (problema de la gente alta que no puede estar en lugares para pequeños) y que cuando me quisieron despertar, hasta de puntapiés nos dieron a Vikingo y a mí. Y nada xDD Y luego el par reclamando que no nos avisaron que desocuparon la cama xDD.

Luego de papas fritas, espadonjas, papas con mayo directo en la boca (xDDD), karaoke, tomanyi, nunca-nunca y conversaciones re heavys en una cocina atemporal y sentada en el suelo mientras me hacían cariño en el pelo, tuve tiempo de reflexionar sobre todo lo sucedido en la media hora que me quedé sola en la micro de vuelta a casa.

Las personas tienden a hacer cosas del corazón. Tienden a escuchar a ese gigante que les bombea sangre y a veces, se equivocan. Pero no por eso se ha de permitir que el recuerdo les ensucie el presente, y los prive de lo maravilloso que les da la vida.

No niego que dolió. Dolió que me viera desplazada de mi familia, como también dolió perder amigos. Dolió darme cuenta que había gente que jamás apreció cada cosa que hice por ellos, y también dolió que me rompieran el corazón. Pero si fuese por protegerme del daño no estaría con mi familia, ni tendría amigos ni tampoco permitiría que mi corazón volviera a remecerse.

No negaré que en este tiempo han llegado personas a mi vida que se han vuelto muy importantes, de la nada. Y tampoco negaré que aprendí a amar, sí, leyó bien, a amar a aquellos que contra viento y marea se han quedado conmigo. Pero, por respeto a todo aquello que hemos pasado, confío (sí, volvió a leer bien), confío que no harán nada malo, pues no tienen necesidad de hacerlo.

Las historias pueden ser cíclicas con algunas personas. Tal vez. Como también es aterrador sentir eso que no sentía desde los 18 años. Pero las personas no son iguales. Y si hace cuatro años sufrí tanto por aquello, no significa, necesariamente, que lo volveré a sufrir.

Nikolais llenó mi vida de alegría, de magia. Me enseñó cómo soy y lo cruel y malvada que puedo llegar a ser. Pero también me enseñó a amar. Y sobretodo, a amarme. Aunque la primera fue una lección que olvidé muy pronto, no quiere decir que no quiera aprenderla más.

Me siento emocionada, como hace cuatro años. La diferencia está en que, esta vez, sé que puede terminar mal. Pero no me envenenaré pensando en ello.









No es necesario creer que la historia acabe igual. Simplemente porque Nikolais es pasado, nada más. Y ahora tú eres el presente. Extraño, confuso, amable, alejado, querible, risueño, inconcluso, incongruente, temeroso, pero presente al fin y al cabo. Y eso es lo que quiero vivir ahora.

sábado, 25 de diciembre de 2010

Solución de cuento de hadas

Ayer me escribieron que los príncipes azules no existen. Y yo comenté eso. Se sonrió, me miró y ladeó la cabeza.


"Los príncipes azules no existen. Porque andan de rojo"

"Y usan una caperuza azul"


Me escuchó, nos miramos y ambos sonreímos.


¡Feliz Navidad! =D

viernes, 24 de diciembre de 2010

Feliz Navidad =P

He de decirlo. La Navidad no es una fecha que me agrade mucho. Independiente que te digan que te darán regalos y esas cosas, la Navidad no me gusta desde hace más de 10 años. De echo, técnicamente esta es la Navidad nº13 donde él no está. Por eso no me gusta. Porque es la fecha donde más lo extraño. Donde más me gustaría verlo sentado en ese sofá, sonriendo, con un cigarrillo, sonriendo mientras veía como se abren los regalos.

El año pasado la Navidad la pasé en otro lado, en otra casa, con otra familia. No eran personas con las que había compartido antes. Me sentí extraña. No pertenecía. Pero tampoco quería estar en mi casa, donde tampoco sentía la pertenencia. No fue una mala Navidad, pero puedo considerarla una de las más tristes.

Este año no. A pesar que en un momento pensé en marcharme, mi corazón dijo que no. Que en esta fecha quería a mi madre a mi lado. Que pasar y conversar con ella era el mejor regalo. Y, haciendo tripas corazón, me quedé.

Lo mejor que he hecho en años. De partida salí con mi hermano en la mañana, conversamos, nos reímos. Limamos esas asperezas que ensucian nuestra relación. Y, aunque sabemos que jamás será todo miel sobre hojuelas, porque ambos somos de caracteres fuerte, al menos trataremos de estar en paz.

Luego, en la noche, salí a caminar con mi mamá. Hablamos de muchas cosas. Fue una liberación. Hablar con ella es como conversar con esa parte sabia de mi vida. Es escuchar conversaciones del pasado, es tener algo de él cerca. Es tenerla a ella.

Después hablé con mi cuñado. Prometí arreglar las cosas con mi hermana. No porque se me haya pegado el espíritu navideño, sino porque de verdad la extraño. Así que ya hay un segundo próposito de fin de año ^^.

Al abrir los regalos, habían regalos de broma. Nuestras risas se escuchaban por toda la cuadra. Era reír sin parar. Ataque de risa sentada al lado de mi madre, ver las caras de mis sobrinas, ver a mi cuñado tratando de abrir ese regalo envuelto en KILOS de scotch xD y mi hermana repartiendo los regalos. Fue increíble. De otro mundo.

Y para finalizar mi Navidad perfecta, hablar con la Pauli, que la Connie me dijese que voy a ser abuela y terminar hablando hasta las 4 de la mañana con el príncipe rojo.

Fue increíble. Fue una Navidad llena de regalos que no son cosas materiales ^^. Me llenó de momentos con mi familia, de risas sin parar. Me entregó palabras bellas de mis amigos. Y me trajo nueva gente a mi vida.

Feliz Navidad a todos!!! A los Orates, a CRC, a TwitTeam, a La Mafia, al Príncipe Rojo, a Mascarada, a los Escritores, a mi familia, a mis hijos Rol, a mi familia Rol, y a todos aquellos que llenan de alegría y felicidad mi vida.


Se viene el 2011!!! Y será mucho mejor que el 2010. Los amo!!!




Alouette, Aly, Kamal, Guarever, Baoh, Alu, Aeryn, Anouk, La Maga, y todos esos apodos que me dan de cariño ^^

jueves, 23 de diciembre de 2010

"Nada" es una respuesta válida


Hoy dije que me dormiría temprano. Pero seguí de largo. Fue distinto a cuando me quedé despierta por el eclipse, porque esa noche moría de sueño. Ahora también tenía sueño. Pero hice mi twitcam. Y no sé en qué momento se volvió algo tan personal.

Terminé hablando hasta las 5 am con Joss, Poly, Cris y Demian.

Fue una de las mejores conversaciones que he tenido. Fue espontánea, tranquila, personal e íntima. Creo que aunque entre ellos no se conocen, saben que compartimos cosas que no lo haremos con nadie más.

En fin. Esta conversación me llevó a otra. Y a otra. Y a reflexionar, meditar. Con la Joss estamos a punto de mandarnos de esos stress donde gente termina muerta ¬¬. Y Demian no permitirá a su ser cometer el mismo error. Y todo esto me recordó algo.


Hace unos días me junté con una persona. Él tiene la gracia que me hace observarlo, preguntándome porqué me gusta verlo. Hace un tiempo ya sé que me gusta. Eso no lo voy a negar. Todo lo demás...ni con tortura. En fin. Estaba hablando respecto a nosotros y cosas light. Y, en un momento, dijo que quería mantener la distancia. No negaré que en mi pecho algo se contrajo muy feo. Pero por fuera solamente me eché hacia atrás, me cruce de brazos y seguí escuchando, con cara impertérrita.

No negaré que cuando dijo eso, lo tomé literal. Puse un muro invisible entre él y yo. Aunque no diré en el contexto que lo dijo, para mí fue claro. Y han de saber que esa distancia se refiere a algo más...de piel.

La cosa es que seguimos conversando de la vida. Y en un momento volví a quedarme mirándolo fijamente. Por mi cabeza pasaban preguntas del estilo de qué me gustaba de él. Recuerdo que lo miraba para buscarle defectos. Para que me dejara de gustar. Y se los encontraba. Y me seguía gustando. Luego pensaba en su personalidad. Tenía que tener una falla horrible. Y la tenía, pero la compensaba de mil y unas formas. Y luego, esa pregunta que hace tu cabeza, que ustedes saben cuál es pero que tememos toda nuestra vida de oírla en nuestra mente. Y me respondí asustada. Y quería largarme, porque tenía miedo, porque no quería aquello, porque era una estupidez.

Él lo notó. Paró su conversación y frunció el ceño. Me preguntó qué me pasaba. Le dije "nada" y de inmediato recordé los mil chistes respectos a qué significaba que las mujeres lo dijesen. Y recordé que era verdad. Y también comencé a repasar en mi mente todos los trucos para salir libre.

Porque después del "nada" vienen otras preguntas. Y hemos aprendido a sonreír, decir la mitad de lo que sucede, mover la mano con gracia, restarle importancia y dulcificar la mirada. Así no preguntan más. Así ambos cumplen. Él sabe lo más superficial y tú te puedes quedar con tus temores. Y nadie se burla de nadie, ni nadie se hiere ni nada.

Lo hice. Era perfecto. Cualquiera habría caído. Solamente uno dudó una vez. Pero al ver la sonrisa y yo decir "no te preocupes, cosas de minas", gané. Así que cuando terminé mi performance, esperé la mirada entrecerrada, yo dar mi sonrisa final y luego seguir hablando de cosas, y preocuparme de no pensar de esa manera de nuevo. Aunque mi cerebro no era precisamente al que llegaría a golpear cuando estuviese en casa ¬¬.

¿Saben qué pasó?. Me tomó las manos y yo lo miré fijamente. Me dijo "no me engañas. Dime lo que en realidad te pasa, sin mentir". Sentí su mirada fija. Esa mirada me exaspera. Y quise mentir. Lo miré. Y fue una pelea de miradas. Él queriendo entrar a mis ojos y yo cerrando toda posibilidad. Y al ver que no podía, su dedo pulgar se deslizó por mi mano. Todo mi ser se estremeció. Pero de pena.

Un toque de él no es agradable. Es una tortura porque fue él quien dijo que no. Y yo respeto eso. Y él no lo respeta. Sentí su piel y mi mirada se volvió dolorosa. Saqué mis manos de su agarre. Y si no me levanté y me fui, fue simplemente porque él tomó mi muñeca. Negué con la cabeza y saqué mis manos. Simplemente dije que no era nada importante, cosas de minas. Él supuso algo. Dijo una frase y yo palidecí. Bajé la mirada. No era precisamente lo que me había dejado tan mal, pero se le acercaba levemente. Me racionalizó todo, me dijo frases que trataban de calmar y quitar el miedo. Y aunque mi mirada se relajó, y asentía para darle la razón, mi cabeza bullía en mil preguntas que no haría. Y que era una tortura peor de la que él realizó.

Ese día llegué a casa con una sonrisa. Y luego, al subir a mi cuarto, fue una ira implacable. Recuerdo que me miré al espejo y susurré "imbécil". Y algo dentro de mí se sintió mal. Porque sabía que ese insulto era para esa parte de mí que tiene prohibición de aparecer, y que estos días ha hecho lo que ha querido.

















De ahora en adelante, es claro. Si no me vas a acallar los tartamudeos con un beso, la palabra "nada" es una respuesta perfectamente válida.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Ruptura u.u


¿Por qué la Maga jamás se quedaba con Gregorovius? ¿Por qué ninguna Maga de la historia misma de la humanidad se había quedado con Gregorovius? Porqué jamás pensé ser la primera Maga en hacerlo. Sé que tampoco seré la última. Pero sí sé porqué no dura aquel desafío.

Gregorovius jamás entiende que la Maga es el ser más libre, pero más destrozado. Gregorovius no comprende que si la Maga corrió a sus brazos, es porque es él. Pero Gregorovius no entiende. Él quiere ser como Oliveira, pensando que así mantendrá a la Maga a su lado. Y no lo hará. Porque ella huye de aquel que tanto daño le hizo, que tanto le hizo sufrir.

Cuando Oliveira abandona a la Maga, es Gregorovius quien consuela su corazón destrozado, cansado, triste. Es Gregorovius quién le enseña a creer de nuevo. Es él quien entrega esas esperanzas. Y por eso la Maga termina correspondiéndole. Porque Gregorovius la ama, y ella aprende a amarlo. Y no se explica ese amor, simplemente lo vive, lo disfruta, lo anhela.

Hasta el triste día que Gregorovius es peor que Oliveira. Él cree que así la Maga lo amará más. Lo único que hace es alejar a la Maga. Es hacerla temer. Es recordarle lo triste, lo derrotada que se sentía al lado de Oliveira. Lo único que comienza a lograr Gregorovius es recordarle a la Maga que no tiene porqué vivir eso.

Es aquí cuando la Maga decide marcharse. Es aquí cuando la Maga comienza a crecer. Porque no quiere que el fantasma de Oliveira la acose sin piedad. Porque no desea que su fin sea sufrir porque Gregorovius no entendió.

Ella amaba su esencia. Ella amaba a su Gregorovius, a su cómplice, a su amigo. Ella amaba las cosas que él le hacía sentir. Ella adoraba que él la transportase a un mundo donde nada podía ser perfecto, pero que todo era sublime en su imperfección.

La Maga amaba a Gregorovius hasta que se transforma en Oliveira.


Te amo sin dudarlo, pero siempre supiste que amaba más el hecho de que amases lo que yo era, lo que yo podía entregarte, lo que yo tenía para ofrecer. Si no aceptas eso, nada más puedo hacer. Lo lamento...




Sabias palabras dichas por mi madre...siempre, y bajo toda circunstancia, piensa mil veces cada una de tus palabras si así fuese necesario...mil veces...

viernes, 10 de diciembre de 2010

Buenas personas


Nadie me va a convencer que soy una buena persona. No lo soy. O no por lo menos la imagen que viene a la cabeza cuando uno dice "es una buena persona". Hace unos días comencé a cuestionarme ello.

Alguien, una persona que tuve la fortuna de conocer este año, me hizo un regalo que realmente me arrancó sonrisas. Sinceramente, de todas las personas del mundo, a la última que pensé que le daría aquel regalo sería a mí. Y sin quererlo recordé todo lo bueno que me habían dado esas buenas personas.

La pregunta es "¿por qué a mí, si no soy una buena persona?".

Sé que no soy malvada. Pero si un poco cruel. Qué un poco. Bastante cruel. Lo bastante para no aventurarme en Narnia porque la Bruja Blanca sería un paseo por el campo a mi lado. Soy ambiciosa y bastante interesada. No tengo lo que llaman "fidelidad" a las personas, si no la muestran conmigo. Suelo entregar mucho, sí. Siempre y cuando me han dado a cambio.

No es que me jacte de ser así. Pero como comprenderán, la vida me ha gastado tantas bromas crueles, que me volví casi inmune a ellas. Ahora si creo en las sorpresas. Pero tienen que ser lo suficientemente buenas para que no las haya considerado de antemano. Y tengo la suficiente frialdad para mantener a mi lado a la gente que me conviene, por lo mismo, me conviene.

Aún así, me pasan cosas buenas y hay a mi alrededor gente buena. Y analicé el porqué.

Mi esencia en sí no es malvada. Mas bien, soy el resultado de lo que la vida me ha ido enseñando a través del tiempo. No me ha tocado fácil, pero tengo conciencia que tampoco ha sido difícil como a otros. He sabido salir adelante, pero me he caído incontables veces. Y a pesar que no soy esencialemente fiel, siempre he sido consecuente a mis lealtades (no es lo mismo. Fidelidad es sentimiento, lealtad es razocinio).

Ahora estoy en paz. Liberé aquella ira que permanecía oculta en el fondo de mi corazón. Me rodeo de gente que vale la pena, ante mis ojos. Alejé a aquellos que no tenían porqué estar. O simplemente ellos se fueron. Al principio dolió, pero luego noté que solo facilitaron la tarea, pues tarde o temprano los echaría. Tengo a mi lado a un hombre que, aunque no es perfecto, como le dije a alguien, no nos llegan las parejas listas a nuestras manos. La gracia está en crecer y conocerse mutuamente, de ir aprendiendo y de ir aguantando. Y conversando. Tal como Marino tiene muchos defectos, yo los tengo. Y una relación se basa en el esfuerzo que uno le coloque para que resulte.

Hablando de él, hace unos días también me cuestioné el porqué estamos juntos. No es que no lo quiera. Extrañamente lo amo. Es un amor diferente, algo raro, pero no cuestionable. Pero me preguntaba cómo es posible de armar todo de manera tan...¿sencilla? Todo nace, así simple. Como si siempre estuviese ahí. Y claro, eso me dio terror. No de vivirlo, sino de perderlo. Noté que siempre he sido algo destructiva en mis relaciones, desbaratándolas antes que sean importantes. Esta vez no. Lo medité y sí. Él vale la pena para que me trague el miedo y lo intente. No es que él sea una buena persona. No lo es. Es casi tan bastardo como yo. Es simplemente que sus defectos son exactamente mis virtudes y viceversa. Y ahí está lo grandioso de esto.

Respecto a la gente buena que me circunda. No es que no los merezca. Es que, en cierta forma ustedes son el recordatorio que tengo humanidad y que no debo perderla. Porque cuando eso pase, perderé cosas maravillosas, entre ello, a ustedes. No es que a las malas personas les envían gente buena. Es solo que a las personas que podrían ser malvadas, les envían buenas, para que no sean malas.

Prefiero ser cruel, pero sonreírles de corazón, que malvada y dañarlos.

martes, 30 de noviembre de 2010

La Felicidad de la Maga


La Maga no fue feliz en “Rayuela”. Y cada mujer que conozco a quien la han apodado así no encuentra la felicidad. Siempre que tienen a Oliveira, aparece una Pola que se lo lleva. Y ahí la Maga queda con vestigios de lo que alguna vez tuvo.

Cuando me apodaron “La Maga”, aún no sabía al terrible destino que me llevaban. Fue mi primer Oliveira quien me llamó así. Y al tiempo apareció Pola y se lo llevó, dejándome con hechizos, con magia, con alma y con corazón destruido. No quería pensar en ello. Simplemente seguí, mientras me rodeaba de gente más extraña que la anterior. Y pasó el tiempo, viví de manera espontánea, de manera primigenia. Conseguí un pasado exquisito, un presente adorado y un futuro más incierto que lectura de aire condensado.

Encontré otro Oliveira. Y él, al igual que el que me nombró Maga, se ató a mi aura de magia. Y lo seguí. Y sufrí más que la vez anterior. Pero al igual que en Rayuela, esperaba que pasase algo, lo que fuese.

Se fundó el Club de las Serpientes. Y estábamos locos. Y éramos orates. Y hacíamos las locuras que los cuerdos no aceptan. Y también se fundó otro Club. Uno más silencioso, otro más alternativo. Y también apareció La Mafia. Y Oliveira me mandó a volar con mariposas inexistentes. Y se burló de todo lo que era mi vida en sí. Y yo, como Maga, nuevamente quise olvidar.

Sin darme cuenta, apareció Gregorovius. Ya había aparecido antes. Con otros ojos, con otro rostro, con otro cuerpo. Gregorovius venía como un compañero, o un ausente, un poeta, como un cantante, como el que fuera.

Esta vez la Maga, yo, miró a Gregorovius. Tenía que mirarlo, no me quedaba de otra. Estaba ahí, frente a mí. Y, nuevamente, quise alejarlo. Pero no lo hice bien. No porque él no quisiese marcharse, sino porque de verdad no hice nada para echarlo. Divisé a otro Oliveira en el proceso. Y quise irme con él. Más que quererlo, lo que hacía era huir de Gregorovius. Pero me frené en medio de la marcha. Detuve mis pasos, y por primera vez, mandé a Oliveira y todo su mundo fantástico a otro lado, lejos de mí. Y cerrando los ojos, corrí hacia Gregorovius.

Tenía miedo. Miedo que me rechazara, miedo de no ser bienvenida, miedo de que equivocase mis pasos y Gregorovius decidiera que estaba mejor sin mí. Corrí con los ojos cerrados, porque primero muerta antes de ver sus ojos con rechazo.

De pronto, sentí que choqué con un cuerpo. Sentí los brazos rodeando mi cintura. Sentí su respiración mezclándose con la mía. Abrí los ojos y vi a mi querido Gregorovius mirándome dulcemente. Temblé. Él solamente se agachó y besó mis labios. Y sentí que todo lo recorrido valió la pena por ese instante.

A diferencia de todas las Magas del mundo, a diferencia de todo, esta vez me quedé con Gregorovius. Sentí su cariño, me estremecí con sus besos y sonreí ante sus susurros.


Y descubrí que así, se es feliz.




Te amo, nada más para ti, Marino Gregorovius.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Te espero


Ahora comienza esa cuenta regresiva. Esa extraña. La que no me gusta, pero me llena de ansiedad.

Comenzar a contar los segundos para perderme en tus ojos. Los minutos que faltan para sonrojarme porque me has mirado. Las horas para que mis labios tiemblen por tu cercanía.

No sé. La verdad no quiero explicarlo. Aquí estuve cuando volviste, Marino. Aquí mis manos jugaban mientras te acercabas. Aquí el aire revoloteaba entre mis cabellos mientras tu voz oscura me lamía los oídos. Aquí mis labios se entreabrían al escuchar tus pesados pasos.

Te esperé, y no sé porqué lo hice.

Y comienzo de nuevo a esperarte. Con una exquisita paciencia. Con una sonrisa de suficiencia. Con los labios acaramelados de frutilla y crema y leve olor al trópico. Aquí, acostada en la tierra de nadie, en el infinito mismo. Donde nada es lo que parece.

¿Por qué no resultaría? En pasados lejanos si podían. ¿Por qué tú y yo no podríamos hacerlo?

Lo nuestro es el universo entero. Porque el futuro está ahí, esperándonos. Porque tenemos más sueños que Morfeo. Porque nuestras manos se tocan, aunque existan números de lanzas sangrientas.

Te espero en el puerto, Marino. Sentada, como una niña. Te espero con calma y con el corazón latiendo tranquilo. Ansioso, pero tranquilo.



Y frente al mar, comerte a besos...

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Aún así, es diferente


Es extraño lo que está pasando. La vida me está llenando de recuerdos. Me ataca con ensoñaciones, que me traen palabras en el viento, me traen sonrisas, me envuelven en juegos, en risas, en un sinfín de cosas.

Promesas por hacer, sueños por realizar. Viajes, salidas. Una lluvia, un helado. Besos, mordisco, piel, caricias, lengua, labios, dientes.

Recuerdos imposibles de borrar. Recuerdos imposibles de pisotear. Deseos cumplidos, inconclusos.


Un perfume...aún sin identificar...


Correr, pero no poder llegar a ningún lugar. Pero no por huir, es por algo más sublime. Es unión, es cercanía.

Es clímax, sonrisa. Sudor suave, tibio, un beso robado en la noche, caricia en el vientre, respiración lenta en la nuca, palabras susurradas en el oído, sellando secretos inconfesables.

Correr porque es bello, detenerse porque es necesario. Tomar tu mano, soltarla, reír, tomar la tuya, beber café, mancharte la nariz con helado, o dibujarte la sonrisa con mis dedos.

Lo que sea...con quien sea...

Explotar el pecho, sentir...SENTIR!!


Por una vez en mi vida, siento tanto que llega a ser ridículo tratar de racionalizarlo. Gracias, Vida, por mandarme nuevos testarudos. Por dejarme a mis amados testarudos. Y por alejar a los sin paciencia.








Solo quería decir que me agrada esta sensación de plenitud...de tanto, que no me cabe en el pecho. De estar tan...una sola con el todo. Respiro tranquila y suspiro con sonrisa plantada en la cara.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Un sueño incontrolable

En mis sueños soy reina y soberana de cada situación. Siempre he tenido cierta conciencia en mis sueños, por lo que trato de manejarlos a mi conveniencia y gusto preferencial. Pero hay sueños que, o son demasiado reales y no los puedo controlar porque no tengo conciencia de que es un sueño, o simplemente se hacen incontrolables a mi designio.

Es como, de pronto, tener la imposibilidad de manejar las cosas, al igual que el mundo real. Solo en mis sueños se hace mi santa voluntad. Y que en ellos haya otras aristas, como si el caracter de las personas influyese un poco. Lo cual no debería ser, porque son MIS sueños. Y ya los acepto en la vida real, en sueños deberían darme un descanso, un poco de "chipe libre", ¿no creen?

En fin. La cosa es que hoy por fin soñe. Y nada de cosas de medicina o intentos de doctor House, que por culpa del tatuaje tuve el peor fin de semana de la vida. Así que se los aconsejo desde ya. Si se van a tatuar el cuello, jamás lo descuiden. Porque eso se inflama, presiona tus venas y te provoca las peores migrañas del mundo ¬¬.

Bueno, continúo. Tuve un sueño que nada tuvo que ver con mis dolores, porque simplemente ya no estaban (sí, si igual asumí mi irresponsabilidad y me empecé a cuidar). Y en ese sueño hubo de todo, menos la coherencia de mis deseos.

De partida, Marino estaba lejos. No del lejos de distancia de cuerpo. Del lejos del "se-que-no-volveremos-a-toparnos". Y era triste. Porque cuando lo volvía a ver, las cosas eran tan diferentes, que me abismaban. Y también fue doloroso. Porque Marino no sonreía. Y no tenía esos ojos de superioridad, que me gustan tanto. Marino tenía odio en la mirada. Tenía ira, le brotaba por los poros. Y esa rabia hacía que sus pasos no fueran pesados, sino silenciosos. Y eso me hacía temblar. Uff...era tan difícil...

Y habían más, muchos más. De echo, todo era enredado. Todo era confuso. Sólo uno sonrió, por un momento. En mi sueño yo estaba cansada, estaba agotada por el rumbo que habían tomado las cosas. Por todo lo que había acontecido y yo, que pude haberlo detenido, no lo hice. Por orgullo. Pero no del orgullo malo. De ese de "primero muerta antes de no asumir mi error". Pero todos tenían sus perspectivas. Y yo solo quería descansar. Y que Marino me mirase de esa forma, no ayudaba mucho.

Al final, me vi recostada en una cama. Manos tras la cabeza, mirando el techo. Pensando que la vida era una locura, que todo era tan difícil. Que las personas eran individualistas, incluyéndome. Y que también era mala persona. No, que eso lo era yo solita. Y de pronto, de la nada, Polilla se coloca delante de mi cara, con una sonrisa de oreja a oreja, y tranquilamente me dice "tu café, Conejo".

Mi café...

Y como que todo se arregló. Porque Polilla sonreía. Porque, a pesar de todo, sabía que estaría ahí. Porque le importaba un níspero lo que un Conejo como yo hiciese con las zanahorias. Mientras estuviese bien...

No sé si alguna vez Alma fruncirá el ceño de esa manera tan cruda. No hacia mí, sino hacia alguien que, sin darse cuenta, en cierta forma, le tiene un aprecio. Pero era cruel. Mi Alma era cruel y despiadada. No sé si Prima estará esa mañana, cuando baje la escalera. Tampoco sé si Meshi mirará esa puesta de sol de esa manera, tan tranquila. No sé si Marino me mirará con tanta ira alguna vez. Y si los ojos de Polilla me darán esa tranquilidad. Sólo decir que, a veces, no me agradan los sueños que no puedo controlar.

Aunque el final era exquisitamente bello...

Una aparición, Marino

Y es sencillo. Pararse en el puerto y alzar la mano, en señal de despedida. El Marino jamás quiere despedirse.

No quiero ir...

Marino, debes ir. ¿De qué te serviría la lejanía, si no es para darte cuenta quien es importante y quien no? Tu vida se separará en el momento que vuelvas a puerto. En el momento que bajes del barco y veas la gente que está ahí.

¿Estaré yo esperándote, Marino de pesados pasos?

Puedo decirte que no lo sé. Puedo decirte que apenas embarcaste, salí corriendo a vivir mil cosas. Puedo decirte que me iré de viaje y perderé la noción del tiempo, y no sabré de tu regreso hasta que yo misma vuelva a esa vida normal de la que tanto huyo, y vea tus letras desperdigadas por el viento.

Puedo decirte tantas mentiras, Marino...tantas que ni yo sabría cuantas son.

Pero no te mentiré. Estaré aquí cuando vuelvas. Porque me agrada tu voz oscura. Porque me gusta ver tus ojos con aires de superioridad. Porque sé que cuando me miras, piensas que soy la niñita atolondrada que espera sonriente alguna de tus palabras, sin saber que con mis manos estoy trenzando alguna cuerda que ahorcará algún cuello.

Sí lo sabes, pero te encanta fingir...

Vuelve pronto, Marino. Aquí estaré, junto a las migajas del pastel, los audífonos de billar, escuchando rock a todo volumen y con botas negras. Aquí estaré para que, cuando llegues, me veas y sonrías. Y te acerques con tus pasos pesados, de esos que hacen temblar a la tierra, a los hombres, a los héroes y los valientes. Pero a mí no, jamás. Te acerques y me abraces.

Y luego hagamos ese viaje que una madrugada acalorada juramos hacer...

viernes, 5 de noviembre de 2010

Polilla


Polilla me dice "Nariz de Conejo", o simplemente "Conejo", porque mi nariz se arruga cuando río.

Polilla prefiere faltar a clases, porque le gusta conversar conmigo (me amanecí hablando contigo, Polilla...es recíproco).

Polilla basa su dieta en polillas, he ahí ese apodo (y ante mi expresión de sorpresa, me recuerda la existencia del canibalismo).

Polilla tiene nombre raro, al igual que yo. Un día iremos a un Registro Civil y pediremos papeles, para ver la cara de los funcionarios, al colapsar con nuestros nombres. Será un gran día ése.

Polilla es Shura, y yo, Saga. Es la nueva forma de nombrar los signos del zodiaco.

A Polilla le gusta mi tatuaje de los dragones. Supo de inmediato que eran de aire y tierra. Es que Polilla es inteligente (aunque hable puras cabezas de pescado, como yo xD).

A Polilla se le cae el carné. Y le da risa. Después se dio cuenta que mi carné vive en el suelo.

A Polilla no le gustan los poemas, pero le gusta este blog. También escucha rock y le gustó "En los brazos del sol" de La Renga.

Polilla bebe y fuma.

Polilla me trae buena suerte. Eso es definitivo.

Hace menos de un día que conozco a Polilla y no me cansaré jamás de hablarle. Muy pronto Polilla me mirará con sus ojos castaños y me cuestionará quizás qué cosas de la vida de un Conejo en Cortinalandia. Le contestaré fascinada.

Polilla tendrá un blog ^^

¿Qué quieres?


¿Qué quiero?

La pregunta me extrañó. Sobre todo viniendo de Él, pues es casi un querido desconocido. Y no pude evitar pensarlo. Pero de verdad pensarlo. No decir palabras al aire, o describir distraídamente al primer personaje que cruzara mi mente. La pregunta era clara y concisa.

¿Qué quiero?

Pues que me quieran. No que me entiendan, simplemente que me quieran. Que aguanten que a veces mande todo a la reverenda, pero que en esos momentos no se vaya. Simplemente que me abrace y ya. Que sea rudo. No del rudo "te-golpearé-hasta-que-entiendas" sino del rudo del "le-sacaré-la-cresta-al-que-ose-hacerte-sufrir". Quiero que ría, sonría. Que sea cabro chico, pero no pendejo. Que sepa separar las cosas. Que, aunque terminásemos, siguiésemos hablando, porque entendería lo importante que fue en mi vida, y que siempre será.

Quiero un hombre que respete los duelos. Sea espiritual, por alguien, por una mascota, por una relación, por lo que sea. Que respete los silencios, las lágrimas, las penas. Que no se burle de ellas.

Quiero un hombre que confíe en mí. Que sepa conocerme. Que me deje conocerlo. Un hombre que fume, tome café y salga a bailar. Pero si tenemos que tranquilizarnos, lo hagamos juntos.

Quiero un hombre que al sentir mi perfume, cierre los ojos y sonría. Quiero que cuando me abrace, yo me sienta protegida. Quiero dormir en su pecho y que me deje dormir. Alguien que respete que sufro insomnio y que el sueño es "momento crucial para vivir algo sagrado".

Quiero manos tibias, para que caliente las mías. Quiero que le gusten los tatuajes, para que no me haga show. Quiero que aguante que canto rock. Quiero que acepte que me gusta la literatura griega en extremo.

Una de las cosas más importantes: quiero que entienda que él tiene sus talentos. Que no me interesa que me demuestre que puede llegar a ser mejor que yo en mis propios talentos. Sime fijé en él, es porque tiene un mundo que mostrar, porque tiene mil cosas que enseñarme. Y queriendo superarme a mí en mis talentos, es como gritarme "¡fuera de mi vista!" (recuerden, narcisista...).

Son muchas cosas. Pero la pregunta fue clara. "¿Qué quiero?" Por lo tanto, la respuesta fue igual de clara. Pero hay una cosa que resume todo. Que solamente con esa petición, automáticamente cumplirá el resto.

Quiero que me llame "Alouette", comprendiendo todo lo que significa ello. Y dándole el mismo sentimiento que pusieron en ése nombre, cuando me bautizaron así.













Yo sé que estás. Te vi en mis sueños la otra noche. Bebías una sopa, mientras conversabas con un niño y te reías alegremente. Tenías un jockey. De pronto me mirabas y sonreías. Y era simple. En tu sonrisa, en tus ojos, estaba escrito mi nombre. La gracia está, ahora, no sólo encontrarte en sueños, señor sin rostro. Encontrarte en la vida real también.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Nueva Vida

Las cosas suelen iniciar de las maneras más extrañas. Por un mensaje, un mail, un tatuaje, una llamada, etc.

Ya comenzamos a vivir la nueva vida. Esa que no tiene complicaciones, esa que deja de lado los rencores, esa donde sonrío porque estoy en paz.

Ya no más complejo de niño de 10 años. Ya no más pasado pisoteando presente. Ya no más problemas autoimpuestos, ni dudas que los astros me resuelvan.

Tomo las decisiones, ya es hora. He decidido ser feliz. Y marcar mi cuerpo, señalando este nuevo comienzo.

Los que están conmigo en esta nueva vida, gracias. Los que se marchan, que les vaya bien. Los demás...nos veremos.

Es irónico. Hace unos días estaba dispuesta a todo por un alguien que, siendo sinceros, no digamos que se lo merecía mucho. Pero tenía que arriesgarlo todo para llegar a esa decisión. Tenía que estar tranquila en esto para darme cuenta. Tenía que abrir los ojos cuando correspondía abrirlos.

Ahora llega gente que me roba sonrisas, que me regala momentos, que me hacen llegar al cielo y no bajar de golpe, sino en una escalera de suaves nubes. Como que aparecen cuando más tenían que aparecer.

Ahora, a esperar y olvidar. Mientras, disfrutar.

Y bienvenida a esta Nueva Vida, que tantas alegrías me traerá, lo sé.

Sería ^^

lunes, 1 de noviembre de 2010

Voces

A veces es muy extraño como hacemos las cosas. A veces nos dejamos llevar por nuestros instintos, por lo que creemos mejor para nosotros, en ese momento es la mejor decisión...

Sí, tal como dice la Pequeña Ella...

Esa lección la aprendí con Nikolais. Él solía decirme eso. "Tomo la mejor decisión que correspondía en ese momento. La mejor para solucionar todo"...claro, siempre omitía el detalle que era la mejor solución para él, y que eso incluía romperme el corazón.

Pero eso ya es pasado. Hasta sonreía mientras recordaba eso. Muchísimos dolores de cabeza se llevó Nikolais por aguantar mi exigencia de que se respetara mi derecho de ser tomada en cuenta en la decisión.

No tomo decisiones pensando en mí o en los demás. Ni siquiera tomo decisiones. Dejo que el mundo decida por mí. Puede ser que por eso soy tan infeliz. No del infeliz de "no-tiene-la-felicidad-que-se-jacta-tener" sino del infeliz de "mala-persona-egocentrista-narcisista".

Debería decidir. Debería arriesgarme. O simplemente debería decirlo y ya. Bueno, no sé si decirlo. Como que nunca sé si acercarme. A veces un mensaje al celular, en el facebook o un mail también ayudan. Especialmente aquellos que nos expresamos mejor escribiendo.

Tomé las riendas de mi vida hace mucho. Sé mi lugar en mi familia. Sé cómo hacer las cosas para tener mi carrera. Sé cómo moverme por la sociedad. Manejo lo que es mi mente, decido por ella, la controlo. Pero de mis sentimientos, olvídenlo.

Nunca he sido capaz de decidir nada. Es un miedo estúpido (como suelen ser las cosas últimamente, incluyéndome), terror de equivocarme, de hacer daño, de ser responsable del sufrimiento de otro...sin saber que evitando, provoqué mi equivocación, mi daño y mi propio sufrimiento.

No es ser egoísta, claro que no. Pero es ser más segura. En pocas palabras, sé lo que siento. Para evitar darle problemas a las personas, nunca digo lo que realmente siento. La otra vez lo escribí en un estado de Face y todos sorprendidos. Aunque sea obvio. Pero no asumo, porque no quiero que nadie se sienta molesto.

Me gustas. Y mucho. El hecho que te quiera, no influye. Primero tu amistad, después lo demás. Pero eso no quita que me gustas, y mucho. Y sí, en cierta forma te ha de afectar. Pero ahora decido no negar el sentimiento, aunque eso no influya en nada. Simplemente saber que ahora estoy más tranquila porque no volveré a cuestionarme.

Me gustas, te quiero.

Así de simple.


¿Decisión? Pues decido quererte hasta que aceptes este cariño o se muera de abandono (el cariño, no yo xD)

A los demás...estoy bien. Ya es hora que decida por mis sentimientos, y que no permita que ustedes lo hagan por mí, basados en los escuetos comentarios que doy respecto a ello.

Total, nadie muere por un rechazo (excepto si cae en una locura de alguien que no se valora, y no concibe su existencia sin el otro, y puede cometer locuras que son demasiado indignas para un narcisista xD)

Los quiero ^^

domingo, 31 de octubre de 2010

Estúpida


Debe ser porque dormí como el demonio, entre un suelo duro, pelear un saco y principio de hipotermia. O puede ser que "aluciné" con una mirada. O el hecho de haber perdido mi chaqueta de cuero. O que al abrir los ojos esta mañana, tuve una visión demasiado agradable para mi gusto actual.

Pudo ser el disfraz de gitana, los cafés de la tarde, leer "Rayuela" o saber que soy "Fonética española".

En algo influye el hecho que no fumaré por noviembre porque una amiga lo hará y yo la apoyaré. Podría ser también que tengo las uñas azules, que me encanta tener mi anillo con mi nombre, o que el ruido de la cañería de mi casa me está exasperando.

Lo que sea. Hoy tuve una revelación.

Soy una estúpida...

Lo soy porque hoy, mientras preparaba el almuerzo de Meshi y yo, me iluminé. Porque confiaste en mí y yo me burlé. Porque no analicé lo que me dijiste, ni el significado de esas palabras en aquel momento. Porque pensé que todo era para siempre. Porque no fui sincera. Porque cerré los ojos cuando había que abrirlos y los abrí cuando debieron permanecer cerrados.

Porque soy una maldita que tiene empatía hasta con una pelusa pero no pude tenerla con la persona que más debía tenerla...¡tú!

Me siento mal. Me siento traidora, me siento malvada, me siento ignorante y siento que cometí el error más grande del mundo.

No sabré si tuve o tengo tiempo de remediarlo. Simplemente, después de descubrir esto, sólo quería decir que me siento estúpida.

Y que cuando abrí los ojos, y vi esa escena, supe que perdí muchas veces mirar lo mismo y sonreír...realmente estúpido...




















Los humanos suelen dejar ir aquello que más felicidad les da, en un intento vano de protegerse al daño que podrían recibir. Lo más irónico de todo, es que aquella felicidad jamás ha pensado en dañarlos...u.u

jueves, 28 de octubre de 2010

¿Adiós? (no para siempre, espero)


Dicen por ahí que serás más feliz sin mí. ¿Debería creerlo?

No lo sé.

Desde que te dejé de hablar, estás algo más callado. Dudo que sea por mí. No sé que pasa por tu mente, ni mucho menos por tu corazón.

Sí, me fijo aún en ti. Pero creo que ya no más. Siendo sincera, sí, te extraño. Y mucho. Pero creo que podré vivir con esta nostalgia de las lindas, de las que te llenan en los momentos de soledad.

Hoy me estiré y me crujió la espalda. Y te recordé. Es irónico que te recuerde con cosas tan sencillas, tan simples. Como caminar en silencio, con risas estridentes o con una discusión que hace temblar mi ser entero.

Me acuerdo cuando me sonrojaba si me mirabas. Que me comportaba como una quinceañera. Que era una niña tratando de hacer algo que no comprendía qué era.

A veces las cosas son más simples de lo que se ve. Aunque duela, tengo que entender que si estás mejor sin mis complicaciones, sin mis rabietas, sin mis bromas, es mejor que no vuelva, ¿no crees?

Claro que me encantaría sentarme a hablarte, sin fruncir el ceño. A esas conversaciones que terminaban en discusiones, en enfrentamientos casi inútiles. Y luego dejarte ganar, porque me agoté. O seguir peleando, porque sé que tengo la razón.

Cada cual sigue su camino. Si nos volvemos a topar, bienvenido seas. Si no nos volvemos a topar, ten presente que fuiste importante y que tu recuerdo no dejará de serlo.

Hoy es el día que te dejo ir. Con algo de dolor y molestia. Pero debo hacerlo, porque de esa manera se hace la vida más sencilla, y si vuelves, no habrá algo malo. No quiero sentir que arruinaré todo si me acerco. No quiero pensar que el tiempo agotará tantos las cosas que ya ni siquiera te querré recordar.

Dicen por ahí que eres más feliz sin mí. Espero, de corazón, que así sea.

Que todo esté bien en tu vida. Si algún día quieres volver, ven. No te recriminaré, no me burlaré, no te molestaré, nada. Simplemente te abrazaré y diré dos palabras.




Te extrañé...

miércoles, 27 de octubre de 2010

Narciso(s)


La Personalidad Narcisística se caracteriza por un patrón grandioso de vida. Éste se expresa en fantasías o modos de conducta que incapacitan al individuo para ver al otro, el mundo se guía y debe obedecer a sus propios puntos de vista, los cuales considera irrebatibles, infalibles, auto-generados. Las cosas más obvias y corrientes, si se le ocurren a él o ella, deben ser vistas con admiración y se emborracha en la expresión de las mismas. Hay en el Narcisista una inagotable sed de admiración y adulación, esta última lo incapacita para poder reflexionar e incluso pensar. Vive más preocupado por su actuación, en cuanto a la teatralidad y reconocimiento de sus acciones, que en la eficacia y utilidad de las mismas. Su visión es el patrón al cual el mundo debe someterse. Es el Narciso una personalidad que, aún cuando pueda poseer una aguda inteligencia, esta se haya obnubilada por la visión grandiosa de sí mismo y por su hambre de reconocimiento. Vemos así como muchas personas que, pudiendo ser exitosas, productivas y creativas, someten su vida a adulantes mediocridades. Ellas, drogadas por su discurso auto-dirigido, no son capaces de reflexionar y escuchar lo que el mundo objetal les grita.

En la otra cara de la moneda, la Personalidad Narcisística es, en sí misma, una forma de sobrevivencia. Hemos visto en el mito como Narciso es el producto de una acción terrible. La Personalidad Narcisística nace de una violencia, de un terrible trauma, de una herida inferida al individuo en sus primeras etapas del desarrollo o antes, cuando la herida es la madre y ella trasmite al hijo su resentimiento, su dolor, su rabia y su temor. Se refugia, el traumatizado, en su propia imagen de grandiosidad, ello le permite elevar su maltrecha auto-estima y sentirse un poco mejor consigo mismo. Su hambre insaciable de reconocimiento se asila en la admiración y la adulancia de quienes lo circundan. Se han visto a hombres y mujeres brillantes caer en las más abyectas miserias, en alcohol o en drogas, para sostener su Ego herido.

Cuando el Narciso ejerce posiciones de poder, se rodea de personas, que por su propia condición, son inferiores a él o ella, y de otros, que le harán la corte solo en función de un interés mezquino.



Es muy difícil que dos narcisistas tengan alguna relación, ya sea laboral, amistosa o de pareja. Se genera una relación de enfrentamiento constante, de competencia y tendencia a la destrucción del otro. Se puede lograr algo si uno de los dos narcisistas cede, pero la constante burla del que no cedió terminará aburriendo al que cedió.




A veces, el karma es el karma. El narcisista tiene que darse cuenta que tiene un problema. Jamás se cura, pero si se puede manejar su incapacidad de amar. Yo aprendí a amar de nuevo...no todos los narcisistas lo hacen...