Cuando el alumno está listo, aparece el maestro. Nunca antes, porque el alumno se creería maestro.
A veces me cuesta aceptar que hayas sido mi maestro. No el primero. Jamás olvidaré las enseñanzas de mi padre y de Ermitaño. Pero tú, Nikolais, llegaste perfeccionar las enseñanzas de ellos. Y para plantear mil dudas más que nunca quise resolver.
Y ahora, lentas respuestas aparecen ante mis ojos. Y noto como poco a poco voy comprendiendo. Y voy ejerciendo aquello que mi mente a elaborado, en el más entramado de las complicaciones inexistentes.
Al pensar en mal, genero negativos pensamientos. Pero la iluminación a la que aspiro no son pensamientos. Es unión. Es conectarme con Gaia de forma primigenia, de manera total. Lograr lo que ella nos enseñaba. Y claramente mis dudas basadas en pensamientos silenciosos de cuestionamientos y austeridad no me llevan a ningún lado.
No deja de hacerme sentir mal tu silencio. Pero las cosas que he pensado en estas horas prefiero decírtelas antes de que las leas. Tienes que verme a los ojos al pronunciarlas. Tienes que observar mi sonrisa en el rostro. Tienes que notar que son sumamente sinceras.
Cuando el discípulo supere al maestro...aparecerá otro maestro. Y así se va subiendo. Pero tú...tú no eres mi maestro. De ti aprendo. Contigo me río, disfruto tanto del conocimiento como de la ignorancia. No tememos no saber, porque nada sabemos. Ni tampoco nos atacamos con soberbia porque sabemos, simplemente explicamos. Simplemente aprendemos. Simplemente somos tú y yo. Así de sencillo.
¿Sabes por qué me gustas? Porque jamás te vi sobre o bajo mí. Porque tú siempre serás mi igual. Desde el principio y hasta el final, hombro con hombro. Lo suficientemente humilde para aceptar que batalle a tu lado. Y lo suficientemente orgulloso para protegerme en un abrazo. A tu lado no me humillo. A tu lado crezco. Porque nos miramos a los ojos y todo vuelve a su curso.
¿Lo mejor? Para descubrir, tuve que destruir ^^ Te quiero
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