martes, 18 de mayo de 2010

En honor a ti


Y fuiste tanto. No sé en realidad si fue lo mejor que volvieras. De echo, no lo fue. Debimos quedarnos con lo de antaño, cuando éramos felices, cuando éramos dos personas locas, que se arrancaban a la playa un fin de semana, cuando esperábamos con ansias la primera lluvia, solamente para bailar bajo ella, cuando nos fumábamos un cigarro en el portal de la entrada de tu edificio, a las y tantas de la madrugada, mientras reíamos en silencio y tratábamos de no despertar a los vecinos.

Me gusta recordarte así. Con tus felinos ojos verdes fijos en mí, la primera vez que entré a ese bar, al cuál no he vuelto desde que fui por última vez contigo. Con tu voz aterciopelada, susurrando mi nombre a mi oído, como conjurándome. Con tus labios, cuando por primera vez osaron robarme un beso. Con tus manos, que jugaban silenciosas bajo la manga de mi chaqueta de mezclilla, buscando mi esquiva mano.

Me gusta recordarte como eras cuando éramos felices, cuando los celos no habían envenenado tu alma ni la indiferencia había poseído mi corazón. Prefiero recordar cuando imaginábamos arrancarnos a España, ser libres, pasear por Paris, conocer el Atlántico, no tener vergüenza...

Te vas por segunda vez de mi vida. Y sé que es la definitiva. Te conozco lo suficiente, como sé que me conozco. Pero sería una injusticia no hacerle honor a ese amor que una vez existió y nos permitió adueñarnos del mundo entero, y de nuestras propias vidas.

Eres mi Alma Gemela. Una de las dos. La segunda, te lo dije. Y consciente de eso, te digo adiós. No porque quiera que te vayas, sino porque entiendo que nuestros caminos no pudieron volver a juntarse.

Llévate este amor. Aquí sólo terminaría muriendo, porque hace mucho tiempo lo dejé abandonado.

Cuídate. Y te deseo lo mejor.

Nos veremos en otras vidas.

Te quiero.

1 comentario:

Marce dijo...

Pues me alegro que sientas eso. También que me des la oportunidad de llevármelo, para que no muera.

No quiero que vuelvas a esa pesadilla en la que te encontré hace tantos años. Pero sé que no lo harás. Ahora estás grande, eres fuerte, y no estás sola.

Ojalá te amen como te mereces. Que descubran la hermosa persona que eres. Que puedan notar tu mundo interior, y que aprecien de verdad el amor que pueden reflejar tus ojos.

Nos vemos el domingo. Gracias por darme esa oportunidad. Y gracias por recordar lo nuestro de esa manera.