Sorpresas dulces y enchocolatadas

A veces la vida nos tiene sorpresas. La gracia de ellas es que son casi instantáneas. Segundos que luego disfrutamos durante horas si es preciso. Las saboreamos y nos regocijamos con esos recuerdos.

Así estoy ahora. Disfrutando mil veces de esas sorpresas, saboreándolas, relamiéndome los labios porque no me interesa qué significaron ni porqué la Vida me las dio. Simplemente llegaron y las abracé sin más.

Soy feliz. Es decir, estoy tranquila después de mucho tiempo. Luego vino un período de estatismo total. Pero ahora, a pesar que no tengo todo lo que quiero, ni estoy como quiero, soy feliz.

Esta Vida me ha llenado de sorpresivos regalos en el último tiempo. Me han hecho sonreír y me hacen pensar. No el porqué los tengo ni qué piensan los demás cuando me los dan. Pienso que era bastante merme al no ser feliz antes por tenerlos.

Descubrí que sí hay que luchar por la felicidad. Pero tampoco es una batalla sangrienta, como creí que sería. Es más bien no aferrarse a lo que pasó e ir disfrutando lo que se vive día a día.

Este fin de semana la Vida me dio muchos regalos. Algunos hicieron que el pecho explotara de la emoción. Otros me hicieron sonreír como no pensé que lo volvería a hacer. Otros me cortaron el aliento. Otros me apretaron la panza. Otros me hicieron chillar (si, chillar. El término "gritar" se hace muy pequeño). En fin...todas estas sorpresas me alegraron tanto, que fue mi fin de semana casi perfecto.

Ahora mismo, los recuerdos me llenan la mente para saborearlos, para devorarlos, lamer los labios...y luego, seguir llenando mi ser entero de más sorpresas.

Gracias, Vida, por los increíbles instantes. Ahora sonreiré con los comerciales de Doritos =P


Nunca antes me hiciste así de feliz ^^