miércoles, 21 de octubre de 2009

Fred & Dala

Dala era una chica normal. O todo lo normal que podría dar. Ella había decidido no amar, no querer, no sentir absolutamente nada. Su vida se dividía entre sus estudios, sus amigos y su mundo abstraído. Esa era la mayor virtud de Dala. Abstraer no solo a las cosas, sino también a las personas. Cuando ella sentía que alguien la trataba mal o le hacía daño, simplemente lo desaparecía de su mundo. Y no era que fingiera que no existía. Para ella realmente no existía.

Un día, sin más, ella conoció a un muchacho. Este chico no tendría nada de especial sino fuera porque Dala ni siquiera notó cómo entró a su mundo. Y cuando lo quiso abstraer, para restarle importancia, no pudo.


-¡Dala!, ¡fotografía!

Se colocó a un lado de Fred y sonrió. Cuando vio la foto, se sorprendió. Su sonrisa era amplia, clara, perfecta. Nunca antes había sonreído así. Y miró a Fred, que la observó por unos segundos con sus ojos negros, oscuros, profundos.

Un día, sin más, se dio cuenta que su mundo tenía dueño. Fred se había apropiado de su propia abstracción. Pero, lo increíble para ella, es que no le importaba ni le molestaba. Lo miró fijamente mientras acariciaba sutilmente el dorso de su mano.


-Sos la maravilla de mi mundo irreal. Cuando dejes de existir, avísame, para crearte de nuevo.


Fred no entendió esas palabras, pero por respuesta sólo sonrió La abrazó dulcemente y acarició su cabeza, como si fuese su hermano mayor. Y esto le provocó un hielo a Dala.

Pasó lo que no debía pasar. Fred dejó de existir. Por más que lo buscó en su mundo, no lo halló. Su vida continuó igual, pero había algo que le faltaba. Algo que se negaba a aparecer. Había un chico igual a Fred. Sus ojos, su sonrisa, su voz. Pero Dala no encontraba a su amado Fred en aquella presencia fría y distante. Así que, para poder seguir viviendo, volvió a crear a Fred. Y él, una noche, apareció frente a ella y le sonrió.


-Te dije que me avisaras...

-Perdón, Dala...siempre hay cosas que hacer...


Dala, en un descuido de Fred, le robó un beso y sonrió. Fred negó con la cabeza. Ella estaba definitivamente loca. No entendía qué había hecho en otras vidas para que esa muchacha apareciera.

No se sabe si fueron felices. No se sabe si Fred pudo corresponder a Dala. Tampoco se sabe si algna vez Fred le pidió de vuelta el beso que le robó. Simplemente todos vieron como Dala se enamoraba de un chico que siempre estuvo ahí, pero que ella nunca había querido ver.


¿Y?, ¿qué pasará con Dala? Porque entre tanta abstracción, no vaya a ser que ella termine abstraída lejos de su amado Fred.

1 comentario:

Erendis dijo...

Post nada que ver a la entrada: mi siquiatra me comentó que es nefasto no dormir, menos dormir mal. Te cuento que yo en esta esquina del mal llena de micros todo el día me cuesta dormir seguido y el idiotismo seme notaba. Niña, le recomiendo vaya a verse el insomnio. Yo estoy tomando pastillas para dormir de esas de locos más fuertes que tranquilizante de elefante y duermo la raja, y en serio que el día se vé precioso luego de dormir bien.

Y disminuya el café, hace salir aún más celulitis.

Un consejo no más para que vea que la quiero y me preocupo.

Erendis